sábado, 12 de enero de 2019


Poema de Aldo Oliva

Responso

Esas rocas rizadas en un 
ciclo de mar, tenues de violeta 
sepultura del violeta 
son tus manos, son mis manos 
labradas en el trabajo del sueño.
Pero son, sobre todo, los cúmulos 
de la altura que perdí, el pasaje
hacia la maravilla ausente
de la eminencia de la tierra
que socavé con uñas líricas, 
un heliotropo engendrado en el dolor,
un amor deslizado en una patria, 
enzarzado de ternura y de furia.
Esa madera enhiesta, decaída 
en mi carne, floreciendo en el
derrumbe de mi sangre.