martes, 3 de junio de 2025

Donde había barrancas

Otra vez se levanta de la memoria el golpe
del remo contra el agua. Brilla el arroyo y tiemblan
las hojas en la sombra.
Miran ojos risueños, pelo mojado. Arriba
azul y sol y azul… Mira los troncos negros
y rotos, oye el agua.

Tibia madera siento todavía en la mano
y a cada golpe sordo que da ahora mi sangre
se vuelve a hundir el remo en verde frío y algas.

Un tallo firme y verde venía enero alzando.
Y venían del viento, del amor, y venían
de la vida,
alas rojas y en vuelo, los días del verano. Rema, remero,
y no escuches el golpe
negro, del remo.
El golpe corta trozos cortos de tiempo,
trozos iguales, casi relojería
y se piensa que adonde se van cayendo
un golpe y otro golpe junto al vuelo del día.

Mira que se ennegrecen las blancas horas
y de querer pararlas ya casi duelen,
Caen al alma fríos y de ceniza
los golpes que en el agua dieron los remos.
Y atrás se ve la cara tersa del río
el rostro del verano, azul y liso.

Circe Maia

miércoles, 7 de mayo de 2025

Es infinita esta riqueza abandonada

esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro
cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas
distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha
extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos
islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de
todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas
vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas
veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío
no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada. 


Edgar Bayley