Porque los cubanos y los gitanos cuando cantan...
jueves, 30 de abril de 2020
miércoles, 29 de abril de 2020
domingo, 26 de abril de 2020
¿Por qué me desprendí?
¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?
¿Por qué me convertí en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava
y la angustiosa oscuridad excava
sabiendo que su audacia es impotente?
¡Cuántas veces pensando en mi materia
consideréme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,
ridícula criatura del olvido,
máscara sin valor de inútil feria
y eco que no proviene de sonido!
¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?
¿Por qué me convertí en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava
y la angustiosa oscuridad excava
sabiendo que su audacia es impotente?
¡Cuántas veces pensando en mi materia
consideréme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,
ridícula criatura del olvido,
máscara sin valor de inútil feria
y eco que no proviene de sonido!
Pita Amor
viernes, 24 de abril de 2020
Una música oscura, temblorosa...
A María Zambrano
Una música oscura, temblorosa,
cruzada de relámpagos y trinos,
de maléficos hálitos, divinos,
del negro lirio y de la ebúrnea rosa.
Una página helada, que no osa
copiar la faz de inconciliables sinos.
Un nudo de silencios vespertinos
y una duda en su órbita espinosa.
Sé que se llamó amor. No he olvidado,
tampoco, que seráficas legiones,
hacen pasar las hojas de la historia.
Teje tu tela en el laurel dorado,
mientras oyes zumbar los corazones,
y bebe el néctar fiel de tu memoria.
Una música oscura, temblorosa,
cruzada de relámpagos y trinos,
de maléficos hálitos, divinos,
del negro lirio y de la ebúrnea rosa.
Una página helada, que no osa
copiar la faz de inconciliables sinos.
Un nudo de silencios vespertinos
y una duda en su órbita espinosa.
Sé que se llamó amor. No he olvidado,
tampoco, que seráficas legiones,
hacen pasar las hojas de la historia.
Teje tu tela en el laurel dorado,
mientras oyes zumbar los corazones,
y bebe el néctar fiel de tu memoria.
Rosa Chacel
jueves, 23 de abril de 2020
Diálogo entre el poeta y yo
Poeta, escucha:
“Habla que tu voz dilata el aire.”
“Habla que tu voz dilata el aire.”
Poeta, ¿qué es el grito de la vida?:
“Es el reflejo de todos los silencios de la muerte.”
“Es el reflejo de todos los silencios de la muerte.”
Poeta, ¿qué es el sol?
“Una claraboya dorada por donde vemos a Dios.”
“Una claraboya dorada por donde vemos a Dios.”
Poeta, ¿qué es la risa?
“Es un puente sobre las aguas del llanto construido.”
“Es un puente sobre las aguas del llanto construido.”
¿Y el corazón?
“Es un niño que siempre juega a sufrir.”
“Es un niño que siempre juega a sufrir.”
Poeta, ¿qué es la soledad?
“La soledad, amiga mía, es la más dulce compañía.”
“La soledad, amiga mía, es la más dulce compañía.”
Y tú poeta, ¿qué eres?
“Yo soy la soledad”.
“Yo soy la soledad”.
Emilia Ayarza
domingo, 19 de abril de 2020
EL ESTADO POÉTICO
Estás en la ventana y cuando creías
haber perdido todo olvidado todo
he aquí que suena el llamado y oyes la voz
y anochece en un cielo verde como un árbol.
EL BALCÓN
Llegó un punto en el cual estaba
ciego y enloquecido en un camino
vacío, bajo un cielo amarillo, contra
un árbol seco. Creí que iba a morir.
En plena madrugada, me eché a llorar,
odié mi vida, encendí la luz.
Y con una camisa blanca, los pies desnudos,
caminé hasta el balcón y contemplé
la ciudad diminuta desde el décimo piso.
Después volví a mi cama y el sol me despertó.
Porque la altura, pasado el trepidante vértigo,
da -si uno no es demasiado orgulloso- serenidad.
Estás en la ventana y cuando creías
haber perdido todo olvidado todo
he aquí que suena el llamado y oyes la voz
y anochece en un cielo verde como un árbol.
1966
EL BALCÓN
Llegó un punto en el cual estaba
ciego y enloquecido en un camino
vacío, bajo un cielo amarillo, contra
un árbol seco. Creí que iba a morir.
En plena madrugada, me eché a llorar,
odié mi vida, encendí la luz.
Y con una camisa blanca, los pies desnudos,
caminé hasta el balcón y contemplé
la ciudad diminuta desde el décimo piso.
Después volví a mi cama y el sol me despertó.
Porque la altura, pasado el trepidante vértigo,
da -si uno no es demasiado orgulloso- serenidad.
Juan José Saer (Serodino, Santa Fe, 1937 -París, 2005)
Fuente: Poemas, Borradores inéditos 3, Juan José Saer, Seix Barral, 2014
jueves, 16 de abril de 2020
LA REALIDAD
La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.
Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.
Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.
Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.
No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.
En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.
Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.
No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario
en la que no nos espere.
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.
Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.
Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.
Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.
No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.
En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.
Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.
No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario
en la que no nos espere.
Wislawa Szymborska
Trad. Gerardo Beltrán
miércoles, 15 de abril de 2020
Ce triste exil, ce fier exil
En las noches felices con la gente que amo
él hace sentir su ausencia,
se instala en el amor que me dan,
en el amor que doy,
en el otoño, sí, ya sé, las hojas;
dos amigas caminan por calles entrañables,
hablan del amor, la vida, los hombres,
se dejan envolver por la dulzura de la noche de mayo,
hacen a un lado las cosas irremediables,
caminan solas entre los olores, las luces de las ventanas,
algún rostro obsesivo que insiste, insiste,
pero ellas saben tanto sobre el amor, tanto,
que pueden convertir todo en una charla brillante
el hombre que desean hasta sentir frío,
el verdadero amor
y el aplastante domingo que hay que atravesar
para que su voz sea de nuevo
y todo empiece a cobrar vida.
Los amigos que me aman hablan de mis ojos,
ya sé, son importantes como las hojas en otoño,
pero todo cae a golpes
en estos domingos para lanas tibias, hijos que no tengo,
globos de colores en el parque.
Entre ritos familiares se calienta al sol
impura,
como si hubiera encendido fuego en viernes
o hubiera cantado en tierra extranjera.
En las noches felices con la gente que amo
él hace sentir su ausencia,
se instala en el amor que me dan,
en el amor que doy,
en el otoño, sí, ya sé, las hojas;
dos amigas caminan por calles entrañables,
hablan del amor, la vida, los hombres,
se dejan envolver por la dulzura de la noche de mayo,
hacen a un lado las cosas irremediables,
caminan solas entre los olores, las luces de las ventanas,
algún rostro obsesivo que insiste, insiste,
pero ellas saben tanto sobre el amor, tanto,
que pueden convertir todo en una charla brillante
el hombre que desean hasta sentir frío,
el verdadero amor
y el aplastante domingo que hay que atravesar
para que su voz sea de nuevo
y todo empiece a cobrar vida.
Los amigos que me aman hablan de mis ojos,
ya sé, son importantes como las hojas en otoño,
pero todo cae a golpes
en estos domingos para lanas tibias, hijos que no tengo,
globos de colores en el parque.
Entre ritos familiares se calienta al sol
impura,
como si hubiera encendido fuego en viernes
o hubiera cantado en tierra extranjera.
Juana Bignozzi
De "Mujer de cierto orden" 1967
martes, 14 de abril de 2020
El sol y la luna ya no tienen luz, la tierra está oscura;
el mundo de las mujeres se hunde en el abismo,
¿quién podrá ayudarnos?
vendimos las joyas para pagar el viaje a través del mar,
desvendando mis pies lavo mil años de oprobio.
Con cálido corazón se libera el espíritu de las mujeres.
¡Qué tristeza!, este delicado pañuelo
está manchado, una mitad con sangre,
y la otra con lágrimas.
Qiu Jin
domingo, 12 de abril de 2020
Transitoriedad
Cansada del día que se perdió en palabras sin calor.
Y de la noche, sin metáforas e imágenes de poesía, como aquellas que escapan;
Soy diferente y tengo la oscuridad en mi mano, la dejo herirme,
Como esa hormiga amarilla en la pared, que me recuerda
Al hombre que conocí, que me inhalaba como si fuera el aire;
La espuma, en mis manos, se convirtió en flores, cuando lo bañé,
Él quería tocarme, tenía la intención de crear un nuevo mundo en su cabeza;
Nada, nada más que la radiación en mis ojos podría excitarlo.
Me enseñó que el poder estaba en la poesía.
Los temas se mezclaron, ¿no es eros?
De sus fragmentos, creé un todo, se convirtió en un poema.
Palabras lloradas, como una niña triste ávida de silencio.
Y con palabras encendí un fuego en una cama desconocida.
Y luego, al salir, ella comprendió que no había dejado su consentimiento.
Por ternura que sólo tiene derecho a un monopolio, en el amor.
Me he convertido en nada, tanta nada que no puedo volver a reunir mis pedazos.
Creo que lo mismo sucedió con él.
Nos veremos nuevamente, pero no nos reconoceremos,
Y en algún lugar las flores seguirán esparciendo su aroma.
Y de la noche, sin metáforas e imágenes de poesía, como aquellas que escapan;
Soy diferente y tengo la oscuridad en mi mano, la dejo herirme,
Como esa hormiga amarilla en la pared, que me recuerda
Al hombre que conocí, que me inhalaba como si fuera el aire;
La espuma, en mis manos, se convirtió en flores, cuando lo bañé,
Él quería tocarme, tenía la intención de crear un nuevo mundo en su cabeza;
Nada, nada más que la radiación en mis ojos podría excitarlo.
Me enseñó que el poder estaba en la poesía.
Los temas se mezclaron, ¿no es eros?
De sus fragmentos, creé un todo, se convirtió en un poema.
Palabras lloradas, como una niña triste ávida de silencio.
Y con palabras encendí un fuego en una cama desconocida.
Y luego, al salir, ella comprendió que no había dejado su consentimiento.
Por ternura que sólo tiene derecho a un monopolio, en el amor.
Me he convertido en nada, tanta nada que no puedo volver a reunir mis pedazos.
Creo que lo mismo sucedió con él.
Nos veremos nuevamente, pero no nos reconoceremos,
Y en algún lugar las flores seguirán esparciendo su aroma.
Milena Letić
Traducción: Mariela Cordero
sábado, 11 de abril de 2020
LOS POETAS TRABAJAN A LA NOCHE
Los poetas trabajan a la noche
cuando no sienten la presión del tiempo,
cuando callan los ruidos del gentío
y acaba el linchamiento de las horas.
cuando no sienten la presión del tiempo,
cuando callan los ruidos del gentío
y acaba el linchamiento de las horas.
Los poetas trabajan en penumbra
como halcones de noche o ruiseñores
de dulcísimo canto,
y tienen miedo de ofender a Dios.
como halcones de noche o ruiseñores
de dulcísimo canto,
y tienen miedo de ofender a Dios.
Pero con su silencio los poetas
hacen mucho más ruido
que una dorada cúpula de estrellas.
hacen mucho más ruido
que una dorada cúpula de estrellas.
I POETI LAVORANO DI NOTTE
I poeti lavorano di notte
quando il tempo non urge su di loro,
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore.
quando il tempo non urge su di loro,
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore.
I poeti lavorano nel buio
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto
e temono di offendere Iddio.
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto
e temono di offendere Iddio.
Ma i poeti, nel loro silenzio
fanno ben più rumore
di una dorata cupola di stelle.
fanno ben più rumore
di una dorata cupola di stelle.
Alda Merini
viernes, 10 de abril de 2020
jueves, 9 de abril de 2020
Si me quisieras conocer
Si me quisieras conocer,
estudia con ojos de ver
ese trozo de palo-negro
que un desconocido hermano maconde
con manos inspiradas
talló y trabajó
en tierras distantes allá en el Norte.
estudia con ojos de ver
ese trozo de palo-negro
que un desconocido hermano maconde
con manos inspiradas
talló y trabajó
en tierras distantes allá en el Norte.
¡Ah! Esa soy yo:
órbitas vacías en la desesperación
de perseguir la vida,
boca rasgada y herida de angustia,
manos enormes, agrietadas,
irguiéndose como quien implora y amenaza,
cuerpo tatuado de heridas visibles e invisibles
por los duros azotes de la esclavitud…
torturada y magnífica
altiva y mística,
africana de la cabeza a los pies.
¡Ah! Esa soy yo
Si quisieras comprenderme,
ven e inclínate sobre mi alma de africana,
en los gemidos de los negros,
en los batuques frenéticos de los muchopes,
en la rebeldía de los machanganas,
en la extraña melodía que vuela
de una canción nacida de la noche.
órbitas vacías en la desesperación
de perseguir la vida,
boca rasgada y herida de angustia,
manos enormes, agrietadas,
irguiéndose como quien implora y amenaza,
cuerpo tatuado de heridas visibles e invisibles
por los duros azotes de la esclavitud…
torturada y magnífica
altiva y mística,
africana de la cabeza a los pies.
¡Ah! Esa soy yo
Si quisieras comprenderme,
ven e inclínate sobre mi alma de africana,
en los gemidos de los negros,
en los batuques frenéticos de los muchopes,
en la rebeldía de los machanganas,
en la extraña melodía que vuela
de una canción nacida de la noche.
Y no me preguntes nada más
si es que me quieres conocer…
no soy más que un caracol de carne
donde la insurrección de África congeló
su grito lleno de esperanza.
si es que me quieres conocer…
no soy más que un caracol de carne
donde la insurrección de África congeló
su grito lleno de esperanza.
Noémia de Sousa (1923–2002)
martes, 7 de abril de 2020
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