viernes, 2 de octubre de 2020

Ternura 


Comenzaste a morir

ya en aquel momento,

cuando yo nací.

Día tras día

te encogías imperceptiblemente

mientras yo crecía.

Mis anginas infantiles

y mi imprudente juventud

dañaron tu corazón.

Mis derroches

en las despreocupadas bromas

las pagaste al contado con tus días.

Papá, con cuanta ternura

sentabas a la muerte en tus rodillas

y la hacías caricias.


Blaga Dimitrova 

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