domingo, 17 de enero de 2021

Lo que me queda


Porque lo amargo fue mi residencia,

cerrada como leño de carozo,

porque el amor se me quemó en solllozo,

y mi sollozo se apagó en paciencia,


nada le queda, nada, a mi existencia,

a mi tiempo, vaciado en largo foso;

nada, sino esperar el milagroso

ademán de la verde providencia.


Pero si en vez de Dios maravilloso

sólo hubiera una lenta indiferencia

sobre mi largo hueco soledoso,


sostén encontraría mi existencia,

donde nada le queda, en el precioso

hueso que le ha crecido: la experiencia. 


Amelia Biagioni 

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