Difícil creer que en el mundo
haya existido otro ritmo
que tu golpe de sangre
en el centro del cuerpo, algo más
que tus células en el ultrasonido
donde te vimos por primera
y última vez
como un planeta lejano,
geografía de la especie
en unos pocos rasgos,
trazos, sugerencias
de una conformación humana
posible e inminente —difícil creer
que en el mundo hubiese existido
algo más que tú:
hoy no existe nada más que tu muerte
y es como si nunca hubiera existido
nada más
Javier Raya
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