Laberinto
La palabra palabra como quien da la palabra,
es la moneda en el puño como si sólo mía fuera:
también la limosna es codicia, controversias
en un tartamudeo que todo lo confunde:
por amor o por espanto, pega lo mismo
la brutalidad que borra lo que iba a decir:
sin punto final, sin puntos suspensivos,
y aunque parezca que todo comienza de nuevo,
pena es el grito, gemido el adiós, pronto el silencio.
Alberto Szpunberg
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